Se terminó el torneo y el hombre de bigotes prominentes y figura desgarbada, que deambula por los pasillos del Arandilla como quien anda por su casa, esta ahí... Es Pablo Vicó, el DT que asumió apenas Kopriva dejó el club sin encontrarle la vuelta ni el rumbo a un equipo que él mismo había armado para ascender. Vicó está sereno, como siempre, sin estridencias, con prudencia en cada palabra que sale de su boca. Se le pide un análisis del partido que acaba de marcar el cierre del torneo para Brown, y tal vez también para su más extensa gestión al frente del equipo (dirigió 12 partidos, ganó, empató y perdió por igual: 4, logrando un 44,4 % de efectividad) y con la misma parsimonia de siempre, se larga: "el partido lo podemos dividir en dos tiempos. En el primero no tomamos bien las marcas y ellos nos complicaron. Igual pudimos crearles situaciones. E segundo tiempo fue todo nuestro y hubiese sido injusto irnos con las manos vacias". Respecto del proceso que encabezó afirma que "nunca tuve presiones de ningún tipo y le tengo que agradecer a los jugadores que entendieron lo que nosotros planteamos desde un principio. El resultado fue positivo en estos 12 partidos, con casi un 50 % de los puntos obtenidos. Yo estoy contentísimo con lo que hemos hecho". Al ser consultado por el futuro, tampoco se explaya demasiado, guardando la compostura a rajatabla: "la decisión corre por cuenta de los dirigentes, ellos harán una evaluación para saber qué es lo que más le conviene al club, que es lo más importante. Quiero agradecerle a las dos personas que me acompañaron en el cuerpo técnico, a Fabián Salvatierra y al profe Nacho Bogado". Y se emociona un poco cuando llega el momento de agradecer el reconocimiento del hincha. "Para mi es muy lindo que la gente luego de 12 años pueda reconocer el trabajo que venimos haciendo en las Inferiores del club, por suerte pudimos hacer debutar a chicos del club y eso es muy importante para nosotros y sobre todo para el club".
